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Buscamos conectar historias y creemos en el poder de la empatía. Acá compartimos algunos relatos sobre temas que nos interesan.

Un futuro común pospandemia: la globalidad digital

Estudiar y facilitar el diseño de los escenarios futuros en las organizaciones y empresas, es un tema de interés en nuestro equipo de trabajo Análogo Lab, por eso en este texto recogemos algunas reflexiones sobre lo que puede significar el hecho de aprovechar la enorme diferencia en la democracia digital que revela este escenario en COVID 19, y de alguna manera, revelar caminos y oportunidades para todos.

Este texto toma como referencia, entre varios, el
reporte anual de 2020 de la Global Digital Finance (organismo de la industria que promueve el desarrollo de mejores prácticas y estándares de conducta para la industria de los criptoactivos y la promoción con los responsables políticos),el cual revela muchas claves frente al comportamiento orientado a la unión de esfuerzos de las diferentes escalas de poder y gobernanza en los estados. 

Si bien la orientación de este texto aborda las nuevas economías digitales como centro,
acoge el espíritu general de la digitalización como modelo de pensamiento y que rige a millones de personas en el mundo actual, mucho antes de lo que vivimos desde comienzos del año 2020. Como base es importante valorar que la pandemia reveló la gran cantidad de fricciones en la infraestructura tecnológica global, que impactan significativamente la forma en que vivimos y trabajamos.

A pesar de los avances en los modelos de digitalización y el rápido ritmo de desarrollo tecnológico, muchos aspectos de las empresas y la sociedad en general, siguen siendo en gran medida analógicos o, en el mejor de los casos, se encuentran en el último piso de la escala digital. Según el informe CEO Outlook 2020: Covid-19 de la consultora KPMG, el 80% de las empresas en el mundo adelantaron su transformación digital por la pandemia. Para reforzar este hallazgo y según Constanza Bartorello, CEO de la empresa francesa Pernod Richard para la región de suramérica: “La ‘omnipresente transformación digital’ que hemos experimentado durante la pandemia ha dejado claro que tenemos que invertir tiempo y recursos en la automatización de procesos, ser muchísimo más flexibles y colaborativos en nuestra forma de trabajar haciendo mejor uso de la tecnología disponible”.

Para mejorar el panorama digital global, se requieren avances notables en los bienes públicos digitales: software de código abierto, métodos de datos, estándares y protocolos que beneficien a todas las naciones y personas. Acá toman relevancia conceptos básicos de la innovación abierta, tal y como la hemos conocido: colaboración, regulación abierta, blockchain, por ejemplo.

Hay necesidades fundamentales en la población del mundo para tener en cuenta cómo, inclusión financiera, identidad digital, atención médica, educación y los sistemas tributarios y fiscales, por nombrar algunos. Los bienes públicos digitales son, por definición, reutilizables, y se debe tener mucha inteligencia para poder aplicar soluciones en corto plazo en las naciones.

La adopción exitosa de sistemas digitales dependerá de algo más que de la exigencia de los gobiernos en cuanto a la participación de las partes interesadas, pero ofrecerá nuevas formas de trabajar y de vivir, que invitarán a los participantes a una nueva experiencia digital fluida e inteligente.

Las empresas y gobiernos deberán entender que esta transformación atizada por la pandemia, no se da a partir de una simple implementación de tecnología, no solo es contar con redes sociales, una aplicación y un e-commerce. Se trata de definir nuevas estrategias, procesos y servicios, que le generarán competitividad y sostenibilidad en el mercado y una mejor presencia y compañía a sus interlocutores, obteniendo un retorno en reputación, confianza y mejor calidad en el mercado y sociedad. La tecnología ha cambiado los hábitos del usuario y las organizaciones deben contar con soluciones tecnológicas que permitan gestionar sus necesidades y requerimientos a la medida y de manera ágil.

Estos sistemas digitales
sirven a la interdependencia de las múltiples partes interesadas, lo que refleja importantes nociones de dependencia tecnológica mutua.  Sin embargo, a medida que avanza la tecnología, los sistemas de gobernanza asociados han tardado en adaptarse. El ritmo paquidérmico de los estados y gobiernos en sus modelos de regulación y en las adaptaciones de las leyes ante las nuevas realidades, hacen inviable el desarrollo de estos procesos a los que apunta el mundo; lo mismo ocurre con las organizaciones y empresas reacias a la transformación natural de los negocios. En la mitad de todo, quedan los ciudadanos y usuarios.

Global digital, ¿Para dónde virar?

Las sociedades enfrentan una necesidad relevante de nuevos modelos de gobernanza, con marcos de políticas inteligentes, impulsados por una variedad de actores en el gobierno, la industria, las organizaciones filantrópicas, la academia, las organizaciones multilaterales y la sociedad civil. Se necesita por tanto, una nueva comunión digital global, ya que ninguna institución por sí sola puede gobernar el desarrollo, despliegue y adopción global de bienes públicos digitales.

Esto es especialmente cierto a la luz de la gran cantidad de obstáculos presentes, incluidos problemas materiales con propiedad intelectual, finanzas, privacidad y seguridad en los datos, y claro, nuevos mecanismos de incentivos para atraer la participación de múltiples partes interesadas con los nuevos sistemas de tecnología digital. 

La adopción exitosa de sistemas digitales
dependerá de algo más que de la exigencia de los gobiernos en cuanto a la participación de las partes interesadas, pero ofrecerá nuevas formas de trabajar y de vivir, que invitarán a los participantes a una nueva experiencia digital fluida e inteligente.

Una comunión digital global tendría efectos positivos en nuestras comunidades a medida que se sale de la pandemia. Sin duda, se necesitan avances continuos en la tecnología digital, pero también hay que abordar esta grave brecha de gobernanza global para el beneficio real de la digitalización.

La cultura del cambio y la innovación, debe producir
transformaciones profundas en todos, con el fin de entender los desafíos que el mundo nos está entregando, apropiando modelos y metodologías que nos permita ver a los ojos los retos estructurales de nuestras sociedades en el marco de unas nuevas maneras de vivir y que como humanos, debemos reconocer como necesarios para mejorar la calidad de vida de todos en conjunto. Los cambios urgentes, ante todo y para todos, son culturales y colectivos.

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